Escuchaba en silencio la canción que tanto había buscado. Ni ella conseguía distraer su pensamiento.
Ese juego agazapado en un rincón de la antesala de su pensamiento. Pero... ¿Era realmente un juego? Un juego de días de lluvia no era. La lluvia arreciaba.
¿Y las reglas?, nunca se habían definido, pero las había.
Un montón de preguntas sin respuesta, que se negaba a pronunciar en voz alta. Los fantasmas del miedo volvían. Respiraban en su espalda, los sentía.
En un juego, los jugadores saben a lo que juegan, cómo y por qué. En éste, algunos jugadores no habían sido citados. Piezas del juego, sin derecho a jugar.
Tal vez mañana volveré, pensó. Hoy abandono el juego del que nunca fui jugador. Desecho las reglas que nunca impuse. Abandono por abandono. Miento por las mentiras. Escribo por lo que callo. Respondo a lo que nunca pregunté. Respiro por el ahogo del sentimiento. Huyo de la pesadilla en el sueño. Me levanto y salgo del lugar en el que nunca estuve.
(c) Ina
