
Desde un pasaje que conduce
la mano que te busca en la penumbra
y el juego en el que cada espejo
miente otra vez lo ya mentido.
Allí donde cualquier camino
se detiene en la tibia encrucijada.
Trás un pasillo y una puerta
donde el pavor de la delicia mora
Sigue hasta perderse
donde la luna multiplica
suave canibalismo que devora
para el que con su incendio te ilumina
Los amantes rendidos se miran y se tocan
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